4 maneras de practicar el agradecimiento

Por Paola García

En el artículo anterior les conté una pequeña parte de mi experiencia al estrenarme como madre soltera y cómo me sentía en esos momentos; hoy, apoyándome de ese material, me gustaría poder complementar esa experiencia con un elemento muy importante: “ la red de apoyo”.

Esas personas que nos ayudan dándonos ánimos, que están para escucharnos, para tendernos esa mano que necesitamos cuando sentimos que nos estamos hundiendo en el lodo: es nuestra red de apoyo y puede estar formada tanto por familiares, como por amigos e, incluso, hasta por desconocidos.

Me parece importantísimo darle honor a quien honor merece, porque si no fuera por aquellas personas que aparecieron en nuestro camino, muy probablemente la realidad hubiera sido todavía más cruda. Si “las penas con pan son menos”, imagina entonces las penas con gente que te brinda de manera desinteresada su apoyo y que lo hace de todo corazón; esa gente no merece más que nuestro profundo agradecimiento y admiración porque muy probablemente algunos de ellos se encontraban librando en esos momentos sus propias batallas y, a pesar de ello, ahí estaban para nosotros, dandonos contención.

El arte de ser agradecido

Ser agradecidos nos permite ser más humildes, más recíprocos y más empáticos con el dolor ajeno, más humanos, más entregados y más misericordiosos. El arte de agradecer nos permite ser más compartidos, más amorosos y más cercanos con nuestro prójimo.

Es gracias a esas palabras y a ese abrazo sincero que pudimos agarrar fuerza para la toma de algunas decisiones, para limpiarnos las lágrimas y atrevernos a salir adelante; que pudimos mirarnos al espejo con más amor y que hoy nos permite abrazar, compartir, animar y apoyar a quien necesita de un empujoncito en su vida para continuar, para tomar una decisión importante o, simplemente, para comenzar a amar.

Dar las gracias es -y siempre será- un acto de amor; hagamos de esto una práctica diaria que nos permita sentirnos unidos a nuestro mundo, a nuestra comunidad, a nuestra parte espiritual.

4 maneras de practicar el agradecimiento y convertirlo en un hábito:

1.     Enfócate en las cosas que salieron "bien" todos los días. Por naturaleza y en forma de defensa, nuestro cerebro tiende a inclinarse a lo negativo pero tú puedes hacer un switch mental comenzando a identificar y reconocer todas las cosas que salieron bien en tu día, es una forma de meditación u oración dependiendo de cuáles son tus creencias. Dedica unos minutos antes de ir a dormir para escribir o hablar de por lo menos una cosa, sin importar qué tan pequeña sea, o de una parte del día por la que te sientes agradecida.

Los estudios han demostrado que la gratitud mejora la calidad del sueño y reduce síntomas como dolores y malestares sin explicación. Si se concentra en las partes positivas del día, la gratitud nos ayuda a tener una perspectiva positiva para el día venidero.

2.     Estimula expresiones verbales o escritas de agradecimiento. Crear el hábito de expresiones de agradecimiento ayuda a aumentar la autoestima, la fuerza mental y los comportamientos sociales positivos, tales como ayudar, compartir y ofrecerse de voluntario. Todos estos son vitales para fortalecer nuestra resiliencia, una característica que todos necesitamos ahora.

2.     Busca formas de servir y ayudar a las personas que lo necesitan. Hay demasiadas organizaciones no lucrativas que vayan acorde a tus valores o intereses en las que puedes inscribirte como voluntario, toma solo un par de horas a la semana o al mes y no solo impactarás la vida de otros, pero recargarás tu corazón de energía y agradecimiento.

3.    Practica los primeros dos pasos todos los días hasta que se conviertan en u hábito. Recuerda que todos a tu al rededor te observa y pueden aprender de ti.

Y tú, ¿a quiénes tiene en mente para demostrarles tu gratitud? ¡Cuéntame!

Con edición de Claudia Rivera y Ana Cruz

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