El exhibicionismo no es señal de ser libre sexualmente

Por: Paola García 

Soy, desde hace varios años ya, una fan destacada de Noemí Casquet, mejor conocida como “Mamá Casquet”: una española revolucionaria, periodista de profesión especializada en sexo, persona con miles de seguidores y detractores, incansable luchadora de la educación sexual, el derecho al placer y feminista letrada…muy letrada.

Es de nuestro concern dar una vuelta al pasado y tomar conciencia y responsabilidad de nuestro papel en pleno siglo 21, a dos segundos de iniciar un nuevo año, cuando se han cultivado más cuentas por Onlyfans que sembradíos de piña en toda Latinoamérica; digo esto porque me parece que, hoy en día, tenemos todavía bastante errado el concepto de lo que significa ser revolucionario y ser mujer en una época tan complicada como lo es la actual.

Me disculparán, pero la revolución sexual femenina nada tiene que ver con salir en cueros en la foto de perfil de Facebook o del WhatsApp, eso solo es ser exhibicionista. Ser revolucionaria significa sentirse y saberse merecedora de vivir el cuerpo, de recibir caricias y no sentir vergüenza, de poner límites y saber decir “no” a tiempo sin el cargo de conciencia que nos fuerza a aceptar situaciones que nos ponen en peligro o que nos hacen sentir incómodas, porque así fue como se nos educó.

Ser revolucionaria significa poder pedir lo que necesitamos sin tener que pagar algo a cambio, elegir por nosotras mismas qué sí queremos, cómo lo queremos, dónde y cuándo lo queremos, dejar de comparar nuestros cuerpos con los que salen cada dos segundos en Instagram, menospreciando la lonja y machacándonos por comernos unas donas con café cuando las “Kardashians” se la viven entre las ensaladas y el cirujano plástico.

Es tiempo de sentirnos en casa en nuestros propios cuerpos, dejando de desear lo que no somos, aborreciendo nuestras estrías y celulitis con el constante temor de que nuestra pareja nos cambie por otra más buena y más joven. ¿Por qué te sientes menos que otras mujeres? Te lo has preguntado y, es más, ¿tienes verdaderos argumentos para empequeñecerte sin miramientos? La verdadera revolución sexual empieza por aceptar que mis boobies no están tan altivas como hace 15 años, que ya se me cayó el cucú y que mi muffin top probablemente no desaparecerá; y, al observar todo eso frente al espejo, no menospreciarme, verme hermosa y perfecta porque ya no me comparo, porque no compito, solo soy y por eso estoy agradecida.  Y tú, ¿de qué manera piensas comenzar tu verdadera revolución sexual?


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